En esa época, los jugadores usaban pantalones por las rodillas o por debajo de ellas, usualmente con un cinturón o tirantes. En 1909, en un intento de ayudar a los árbitros a identificar a los guardametas entre el montón de jugadores, se modificaron las reglas para establecer que debía lucir una camiseta de un color distinto al de sus compañeros. También se ha confirmado que la segunda equipación es que se estrenó con motivo del 120 aniversario en el partido contra el Mallorca en el Metropolitano, con los colores blanco y azul.