Detrás del sencillo diseño está una de las firmas francesas con más historia: nació en los 60 y mantiene ese inconfundible aire francés y un poco retro. Se carga mediante USB, su diseño es muy cuidado y está hecho con materiales seguros para los niños. Su venta se ha convertido en un negocio rentable para los equipos de fútbol, sobre todo cuando hay nuevos fichajes y los fanáticos hacen largas colas para poder adquirir una de las camisetas.